martes, 3 de junio de 2014

LA SEMILLA CRECE....




Con el fin de las lluvias se abren los caminos y podemos volver a los lugares más lejanos, donde habían comenzado algunas comunidades el año  pasado. Pero tambien ya estamos visitando hace algunas semanas algunas zonas donde todavía no  hay comunidades cristianas. Salimos con algunos miembros de la comunidada parroquial para “evangelizar”, llegando a cada casa de esas aldeas para anunciar a Jesús y proponer el comienzo de una comunidad de la Iglesia Católica. En esas aldeas existen algunas Iglesias cristianas, principalmente Adventistas del 7º Día y  “Protestantes” como llaman a una Iglesia Ervangélica bastante difundida por aquí. Por eso no es fácil encontrar algunos que acepten iniciar un camino con nosotros, pero siempre aparecen  antiguos católicos y otros que quieren empezar a rezar en alguna Iglesia. Así, después de ese primer contacto  hicimos las primeras visitas, tratando de anunciar el Kerygma y la propuesta de una comunidad crisitana, dando los primeros elementos para comenzar el camino. Siempre insistimos en las “3 piedras” o pilares de la comunidad cristiana, tal como las comunidades de los Hechos de los Apóstoles: la oración, la escucha de la Palabra y el amor fraterno. La semilla está lanzada y están comenzando 3 comunidades, juntando algunos de aldeas cercanas (en total unas 8 aldeas). Como siempre, el desafío es acompañar el crecimiento de estas “plantitas” que están comenzando a crecer.
Para eso  tambien estamos recorriendo con la Comisión diocesana de las Comunidades cristianas las diferentes misiones, con un curso sobre el nuevo directorio para las comunidades cristianas y los catequistas animadores. En esta comisión, de la que participamos Alba y yo  tambien, están integrados varios laicos de la Diócesis y una religiosa. Somos pocos, pero estamos tratando de cubrir las diferentes Parroquias para difundir el ideal de las comunidades cristianas al estilo de los Hechos de los Apóstoles, como pidió tambien el Concilio Vaticano II, que aquí todavía es novedad: comunidades participativas,  con un laicado corresponsable y evangelizadoras. Esto es una buena base para lo que vendrá en los próximos meses, que es el Sínodo diocesano, cuyo objetivo es renovar la Dióceis y sus comunidades en la línea de la Iglesia ministerial, actualizándonos en una pastoral más en sintoní con el  Vaticano II, los sínodos para Africa y la Exhortación de Francisco, Evangeli Gaudium. Es una tarea enorme y desafiante, pero absolutamente necesaria.
 
En este tiempo no dejamos de hacer visitas a las comunidades que estaban accesibles aún en tiempo de lluvia, y sobre todo reforzar en la sede Parroquial de Lumeje las “núcleos” de cristanos en los barrios del pueblo, que se reúnen en medio de la semana para compartir el Evangelio del domingo y vivir como pequeña comunidad.  Tambien tuvimos una Pascua con algunos Bautismos y Primeras Comuniones.

A partir de este año están viviendo en una casita junto a la casa Parroquial algunos adolescentes que quieren hacer un camino vocacional. Son 5, entre los 13 y 18 años, que están haciendo una experiencia de pequeña comunidad cristiana, acompañados por mi y por las familias. Gracias a Dios están caminando bien, y se los ve contentos y creciendo en la fé y en el Amor a Jesús.




Con algunos de ellos y un laico misionero que está en otra misión, fuimos a Kangamba, donde está Alba, aprovechando unas vacaciones que dieron en las escuelas por causa del censo poblacional que se realizó en el mes de Mayo. Pudimos compartir con ella algunos días y conocieron Kangamba, que está a 450 Km de Lumeje. En esos días aprovechamos para ayudar a crear algunas condicones mejores en la casa de Alba, que ni se puede llamar casa, apenas unos cuartos chiquitos sin comunicación entre ellos. Así pudimos hacer un garage y comunicar internamente algunas partes para que parezca una casita. Ella sigue sola, una presencia del Amor de Jesús en ese lugar. Está acompañando esa comunidad y ahora que tiene una camioneta comenzando a visitar algunas comundades lejanas, como en este Pentecostés, que van con algunos de Kangamba a una localidad llamada Tempué, a unas 7 u 8 horas de viaje de allí, en medio de arenales y baches eternos.
Seguimos sintiendo siempre la necesidad de un equipo misionero, otros laicos que puedan dedicar parte de su vida a esta tarea, poder trabajar en equipo como expresión de esta Iglesia Comunión, de Iglesias Hermanas que se ayudan mutuamente. Acompañamos el trabajo de la Comunidad Iglesias Hermanas de Buenos  Aires, de la cual con Alba formamos parte  y rezamos para que de frutos de vocaciones misoneras y formación de equipos misioneros ad gentes. Es con esta esperanza que seguimos en la brecha, tratando de abrir caminos para eso. Bendiciones para todos, unidos en el Amor a Jesus sirviendo a Su Reino y gracias por todo el apoyo que nos brindan! Un abrazo grande!!

P. Ignacio Copello

jueves, 12 de diciembre de 2013

DE REGRESO EN UNA NUEVA ETAPA



Hace unos días que llegué a Angola y a la Parroquia de Lumeje Cameia y queria compartirles algo de lo vivido en este tiempo.
La llegada a Luanda, capital de Angola, coincidió con la muerte de Nelson Mandela, que a esta altura si alguien no sabía mucho de él supongo que ya está bien informado. Eso fue muy significativo para mí, que desde la fé quiero servir a este pueblo para que el Reino de la libertad, de la Paz y el Amor sea una realidad, donde todos puedan vivir con la dignidad de hijos de Dios, reconociéndose como una única familia. Y quién más que Mandela  luchó y dio su vida para esto?
En Luanda  me encontré con algunos argentinos que están como voluntarios con los salesianos, y al compartirles lo que empezó en Buenos Aires con la comunidad Iglesias Hermanas para misioneros ad gentes, se sintieron identificados con la propuesta y seguramente se conectarán al volver para Argentina. Luanda sigue impresionando por la cantidad de gente, los embotellammientos eternos, los barrios inmensos que se extienden hasta donde se pierde la vista, que son como una inmensa “favela” con el contraste escandaloso del lujo de algunos edificios, hoteles y autos que compiten con los mejores del mundo. Es una ciudad desafiante en todos los aspectos, mucho mas para la evangelización y para tornar humano y fraterno este ambiente desintegrado, desigual  y anónimo.En fin, extrañaba la tranquilidad de mi pueblo de Lumeje.Despues de viajar a Luena por avión (son cerca de 1200 km), fui en la camioneta que atravesó 100 km de barro, pozos, agua y arenales. Estamos en la época de lluvias,lo que dificulta bastante andar por estos caminos que parecen olvidados de cualquier plan de reparaciones desde hace muchos años. Así llegué a Lumeje despues de más de 4 horas de viaje.
Las primeras novedades de la comunidad  fueron muy lindas. Había algunos esperando, especialmente del grupo de los chicos (monaguillos y de la Infancia Misionera). Estos chicos estuvieron haciendo recorridas por los barrios del pueblo “evangelizando”, despues de haber sido enviados en la última Misa antes de mi salida en Noviembre. Contaron sus experiencias, lo que me recordaba el regreso de los discípulos después del envío de a dos que hizo Jesús. Tambien los catequistas (adultos que son los responsables por la pastoral) contaron su experiencia, pues ellos fueron enviados a las aldeas donde fuimos fundando nuevas comunidades. Ellos tambien estaban contentos y entusiasmados para continuar con este servicio de evangelización.  Fue una alegría ver que asumieron el compromiso de ser discípulos misioneros con tanta alegría. Tambien el Consejo de la comunidad se reunió para organizar algunas actividades para vivir mejor el Adviento. Todas estas cosas son señales muy positivas de crecimiento de esta comunidad que hasta hace un año estaba prácticamente parada. 
No tuve mucho tiempo para “desensillar”. Esa misma tarde aparecieron varios para saludar y contar estas novedades. Al día siguiente, en la Misa del domingo conté algo de lo vivido en Bs. As., con el surgimiento de la comunidad Iglesias Hermanas y el cumpleaños de mamá con toda la familia reunida. Tambien los monaguillos estrenaron las albas que por la generosidad del Padre Toto pude traer desde Bs. As. Estaban felices.
En estos últimos días estuve en Luena, la capital provincial, para unas reuniones programadas con los misioneros de toda la diócesis. Un tema importante es el sínodo diocesano que convocó el Obispo para el 2014, que tiene como objetivo encontrar juntos líneas comunes para la pastoral diocesana, ya que los últimos años han ido llegando misioneros de diversas partes, cada cual con sus experiencias y es necesario estar unidos en el ideal de Iglesia que nos pide Jesús. Otra novedad es que está en estudio la posible división de la Diócesis, que tiene un territorio inmenso, para que sea más fácil acompañar la vida de las comunidades y el crecimiento de la Iglesia en todas partes. Para eso está estos días el Nuncio Apostólico visitando el territorio y las Parroquias que abarcaría la posible nueva Diócesis.  Tambien reunimos con un a comisión de las comunidades cristianas, de la cual formamos parte Alba y yo, pues estamos lanzando un trabajo de formación para todos los Consejos Pastorales de las Parroquias de toda la Diócesis, para difundir un nuevo directorio para las comunidades cristianas, buscando crecer como Iglesia ministerial y en la consolidación de las comunidades de base. Es un gran desafío y es parte de esta búqueda de tener una línea común de pastoral.
Como ven,  hay para divertirse. Ahora iniciamos una “misión “ en los barrios del pueblo de Lumeje, para anunciar el nacimiento de Jesús  por las casas y pasar la película  del Nacimiento en cada uno de los 7 barrios del pueblo. La fiesta del 25 de Diciembre es bien conocida, pero pocos saben por qué es la fiesta. Los que van a  llevar adelante esta misión son los chicos de la Infancia Misionera, apoyados por algunos jóvenes.
Aprovecho para agradecer a todos los que encontré en Noviembre en Bs. As y que ayudaron con su disponibilidad y generosidad a que me sienta más acompañado por la Iglesia que envía, especialmente a traves de la comunidad Iglesias Hermanas. Creo que es una nueva etapa en la misión ad gentes desde Bs. As. y en el crecimeinto de la conciencia misionera. Ojalá sigamos creciendo!
Un abrazo grande a todos y que El Niño Jesús, con María y José les llenen el corazón con la Paz del Padre.

P. Ignacio Copello

sábado, 21 de septiembre de 2013

PASO A PASO, SIN BAJAR LA MIRADA

“TENGO UN SUEÑO”


 Cuando el Land Rover para en la aldea, no pasan 2 minutos y ya estamos rodeados de chicos llenos de curiosidad por ver los recien llegados, la camioneta, lo que traemos, como estamos  vestidos…. Y si les saco alguna foto y se las muestro, ni hablar, una fiesta de risas.
Asi  vamos recorriendo las aldeas, despues de haber comenzado en varias de ellas algunas comunidades cristianas, pequeñas semillas del Reino que empiezan a germinar por estos lugares. En algunos casos es resurrección de antiguas comunidades que habían caído por falta de acompañamiento. En este momento ya son 12,  más la comunidad  de la sede parroquial en el pueblo de Lumeje.
Por un lado es la alegría del nacimiento, pero por otro lado es el desafío de ayudar a que puedan crecer de tal manera que no mueran tan fácilmente, que sean capaces de asumir la Iglesia y la tarea del Reino como propia, sin dependencias de nadie más que del Espíritu de Jesús. Está claro que un tipo de evangelización que fomenta el “infantilismo” espiritual y apostólico, donde todo depende de una o dos personas que son las “iluminadas” o “instruidas”, que concentran el poder de decisiones y no saben o no quieren trabajar como equipo fraterno, sin privilegios , es lo que provocó la caída de tantas comunidades que aqui existían y que con la salida del “Padre” fueron muriendo. Así de a poco, con todos los límites que hay por distancias, aislamiento, analfabetismo, pobreza, etc.  Confiamos en que de a poco las plantitas se irán fortaleciendo.
 Preparamos y realizamos el primer curso de formación para algunos representantes de cada comunidad, durante tres días, tratando de compartir lo que Jesús espera de esas comundades. Tratando de pensar lo que es la Iglesia, con una imagen que ellos conocen bien, la de la cocina, donde la cacerola es apoyada sobre 3 piedras para que no caiga  y pueda  tener el fuego abajo,  explicamos que las cacerola es la comunidad cristiana, donde van entrando los que aceptan a Jesús  y cada una de las piedras son las tareas fundamentales de la Iglesia, que le dan solidez:  La escucha atenta de la Palabra de Dios, el Amor Fraterno y la Oración.  Así, como las primeras comunidades cristianas, deben tratar de mantener firmes esas 3 piedras para que la comunidad se consolide y crezca, siendo señal del Reino en las aldeas.  
De esa manera, todos los miembros de la comunidad cristiana se integran en alguno de estos 3 servicios básicos de la comundad, evitando que todo se acumule en uno solo y cree la dependencia nefasta que mata el Espíritu. Si van creciendo, de a poco en estas 3 tareas se iran desplegando todos los servicios necesarios para que sean Luz y Sal en sus aldeas, Promoviendo un estilo nuevo de vivir, con la dignidad de los hijos de Dios, en la Justicia, el Amor,  la Paz y la Verdad.
La comunidad de la sede parroquial  está tambien de a poco comprometiéndose en esta evangelización, con equipos de hombres y mujeres (y algunos adolescentes) que acompañan en cada visita, y que trabajaron para este curso. Eso les va abriendo la mente y el corazón a la dimensión misionera y poder dar su contribución a la construcción del Reino en esta zona.
Entretanto, un grupo simpático, que está diariamente por la casa parroquial, es el de los acólitos: son chicos y adolescentes que tienen como servicio ayudar en la Misa, pero que es la excusa para poder tenerlos cerca y que puedan crecer como “comunidad” de discípulos. Es increíble la abertura que tienen para recibir todo lo que les pueda dar para que crezcan en su fe, en su entrega a Jesús  para ser testigos del Amor del Padre. Además, como chicos que son, se divierten bien y ya están preocupados por ayudar a otros a encontrar la vida nueva que encontraron, especialmente a los chicos que están vagando sin hacer nada, aspirando nafta para drogarse, o bebiendo alcohol. Uno de ellos, el mayor (con 18 años), invitó a comer en su casa a un famoso borrachín del barrio, lo que provocò el asombro del invitado, pues nadie lo invita a su casa, mucho menos para comer. Y así haciéndose amigo, fueron conversando  y de a poco abrió su corazón y está empezando a caminar para comenzar una vida nueva. Son pequeñas joyas que aparecen en la vida de estos chicos.
Realmente esta es una gran preocupación: los chicos, los adolescentes, los jóvenes... Hay tantos y precisan guias, luz, orientación, vida digna, horizontes nuevos y metas altas para poder desplegar toda la riqueza que les dió el Padre al llamarlos a la vida. A eso se suma la necesidad de promover una vida más digna, salud, educación, trabajo, desarrollo en todos los aspectos. No podremos tal vez hacer mucho. El Gobierno tiene sus planes, pero sin duda que son insuficientes, y nuestar contribución es fundamental y no podemos dejar de intentarlo.
Pero otra vez es la impotencia de la falta de recursos, sobre todo de personas que puedan acompañar todo esto, desde la pastoral en las comunidades, hasta ir dando respuesta a los desafíos y cuestionamientos que nos presenta esta realidad. Por eso insistimos tanto en la necesidad de equipos, misioneros que desde su pobreza puedan contribuir a esta tarea. Los equipos misioneros, con laicos, sacerdotes, religiosos, dando tesimonio como Iglesias hermanas que  viven la comunión de bienes en todos los aspectos.
           Desde aqui elaboramos algunas propuestas con Alba Comán (misionera laica que está en la misión de Cangamba, una de las zonas más desatendidas y alejadas de esta Diócesis,  por ahora sola) y Rogelio Peralta, otro laico  que estuvo misionando en Mozambique y ahora en la Diócesis de Posadas. Es uan semilla, propuesta, sueño de que nuestra Iglesia se pueda comprometer cada vez más en la misión y que el laico pueda asumir su responsabilidad en lo que Jesús pide a la Iglesia. Si Dios quiere estaremos en Noviembre por Argentina para encontrarnos con los que están queriendo dar pasos en este sentido, para ver si es posible ya concretar el envío de estos equipos para aquí, por lo menos para empezar. Ojalá el Espíritu de Jesús convoque a muchos para sumarse en este camino.

Tambien es claro que como Iglesia estamos en una etapa de renovación y de compromiso para “salir a las periferias”, como nos pide nuestro Papa Francisco y sin duda que aqui estamos en esa periferias. Esto no es algo nuevo: desde que Jesús recorría las aldeas anunciando el reino y llevando dignidad y Vida a su pueblo marcó el camino de la Iglesia, nuestro camino. En verdad es el camino de la humanidad, crecer hasta ser una única família en la Verdad, el Amor y la Justicia. No perdamos la fuerza de la utopía, que no es algo imposible, sino el camino a seguir y la luz que nos orienta. Un abrazo para todos!

PASO A PASO, SIN BAJAR LA MIRADA

“TENGO UN SUEÑO”


 Cuando el Land Rover para en la aldea, no pasan 2 minutos y ya estamos rodeados de chicos llenos de curiosidad por ver los recien llegados, la camioneta, lo que traemos, como estamos  vestidos…. Y si les saco alguna foto y se las muestro, ni hablar, una fiesta de risas.
Asi  vamos recorriendo las aldeas, despues de haber comenzado en varias de ellas algunas comunidades cristianas, pequeñas semillas del Reino que empiezan a germinar por estos lugares. En algunos casos es resurrección de antiguas comunidades que habían caído por falta de acompañamiento. En este momento ya son 12,  más la comunidad  de la sede parroquial en el pueblo de Lumeje.
Por un lado es la alegría del nacimiento, pero por otro lado es el desafío de ayudar a que puedan crecer de tal manera que no mueran tan fácilmente, que sean capaces de asumir la Iglesia y la tarea del Reino como propia, sin dependencias de nadie más que del Espíritu de Jesús. Está claro que un tipo de evangelización que fomenta el “infantilismo” espiritual y apostólico, donde todo depende de una o dos personas que son las “iluminadas” o “instruidas”, que concentran el poder de decisiones y no saben o no quieren trabajar como equipo fraterno, sin privilegios , es lo que provocó la caída de tantas comunidades que aqui existían y que con la salida del “Padre” fueron muriendo. Así de a poco, con todos los límites que hay por distancias, aislamiento, analfabetismo, pobreza, etc.  Confiamos en que de a poco las plantitas se irán fortaleciendo.
 Preparamos y realizamos el primer curso de formación para algunos representantes de cada comunidad, durante tres días, tratando de compartir lo que Jesús espera de esas comundades. Tratando de pensar lo que es la Iglesia, con una imagen que ellos conocen bien, la de la cocina, donde la cacerola es apoyada sobre 3 piedras para que no caiga  y pueda  tener el fuego abajo,  explicamos que las cacerola es la comunidad cristiana, donde van entrando los que aceptan a Jesús  y cada una de las piedras son las tareas fundamentales de la Iglesia, que le dan solidez:  La escucha atenta de la Palabra de Dios, el Amor Fraterno y la Oración.  Así, como las primeras comunidades cristianas, deben tratar de mantener firmes esas 3 piedras para que la comunidad se consolide y crezca, siendo señal del Reino en las aldeas.  
De esa manera, todos los miembros de la comunidad cristiana se integran en alguno de estos 3 servicios básicos de la comundad, evitando que todo se acumule en uno solo y cree la dependencia nefasta que mata el Espíritu. Si van creciendo, de a poco en estas 3 tareas se iran desplegando todos los servicios necesarios para que sean Luz y Sal en sus aldeas, Promoviendo un estilo nuevo de vivir, con la dignidad de los hijos de Dios, en la Justicia, el Amor,  la Paz y la Verdad.
La comunidad de la sede parroquial  está tambien de a poco comprometiéndose en esta evangelización, con equipos de hombres y mujeres (y algunos adolescentes) que acompañan en cada visita, y que trabajaron para este curso. Eso les va abriendo la mente y el corazón a la dimensión misionera y poder dar su contribución a la construcción del Reino en esta zona.
Entretanto, un grupo simpático, que está diariamente por la casa parroquial, es el de los acólitos: son chicos y adolescentes que tienen como servicio ayudar en la Misa, pero que es la excusa para poder tenerlos cerca y que puedan crecer como “comunidad” de discípulos. Es increíble la abertura que tienen para recibir todo lo que les pueda dar para que crezcan en su fe, en su entrega a Jesús  para ser testigos del Amor del Padre. Además, como chicos que son, se divierten bien y ya están preocupados por ayudar a otros a encontrar la vida nueva que encontraron, especialmente a los chicos que están vagando sin hacer nada, aspirando nafta para drogarse, o bebiendo alcohol. Uno de ellos, el mayor (con 18 años), invitó a comer en su casa a un famoso borrachín del barrio, lo que provocò el asombro del invitado, pues nadie lo invita a su casa, mucho menos para comer. Y así haciéndose amigo, fueron conversando  y de a poco abrió su corazón y está empezando a caminar para comenzar una vida nueva. Son pequeñas joyas que aparecen en la vida de estos chicos.
Realmente esta es una gran preocupación: los chicos, los adolescentes, los jóvenes... Hay tantos y precisan guias, luz, orientación, vida digna, horizontes nuevos y metas altas para poder desplegar toda la riqueza que les dió el Padre al llamarlos a la vida. A eso se suma la necesidad de promover una vida más digna, salud, educación, trabajo, desarrollo en todos los aspectos. No podremos tal vez hacer mucho. El Gobierno tiene sus planes, pero sin duda que son insuficientes, y nuestar contribución es fundamental y no podemos dejar de intentarlo.
Pero otra vez es la impotencia de la falta de recursos, sobre todo de personas que puedan acompañar todo esto, desde la pastoral en las comunidades, hasta ir dando respuesta a los desafíos y cuestionamientos que nos presenta esta realidad. Por eso insistimos tanto en la necesidad de equipos, misioneros que desde su pobreza puedan contribuir a esta tarea. Los equipos misioneros, con laicos, sacerdotes, religiosos, dando tesimonio como Iglesias hermanas que  viven la comunión de bienes en todos los aspectos.
           Desde aqui elaboramos algunas propuestas con Alba Comán (misionera laica que está en la misión de Cangamba, una de las zonas más desatendidas y alejadas de esta Diócesis,  por ahora sola) y Rogelio Peralta, otro laico  que estuvo misionando en Mozambique y ahora en la Diócesis de Posadas. Es uan semilla, propuesta, sueño de que nuestra Iglesia se pueda comprometer cada vez más en la misión y que el laico pueda asumir su responsabilidad en lo que Jesús pide a la Iglesia. Si Dios quiere estaremos en Noviembre por Argentina para encontrarnos con los que están queriendo dar pasos en este sentido, para ver si es posible ya concretar el envío de estos equipos para aquí, por lo menos para empezar. Ojalá el Espíritu de Jesús convoque a muchos para sumarse en este camino.

Tambien es claro que como Iglesia estamos en una etapa de renovación y de compromiso para “salir a las periferias”, como nos pide nuestro Papa Francisco y sin duda que aqui estamos en esa periferias. Esto no es algo nuevo: desde que Jesús recorría las aldeas anunciando el reino y llevando dignidad y Vida a su pueblo marcó el camino de la Iglesia, nuestro camino. En verdad es el camino de la humanidad, crecer hasta ser una única família en la Verdad, el Amor y la Justicia. No perdamos la fuerza de la utopía, que no es algo imposible, sino el camino a seguir y la luz que nos orienta. Un abrazo para todos!
“TENGO UN SUEÑO”


 Cuando el Land Rover para en la aldea, no pasan 2 minutos y ya estamos rodeados de chicos llenos de curiosidad por ver los recien llegados, la camioneta, lo que traemos, como estamos  vestidos…. Y si les saco alguna foto y se las muestro, ni hablar, una fiesta de risas.
Asi  vamos recorriendo las aldeas, despues de haber comenzado en varias de ellas algunas comunidades cristianas, pequeñas semillas del Reino que empiezan a germinar por estos lugares. En algunos casos es resurrección de antiguas comunidades que habían caído por falta de acompañamiento. En este momento ya son 12,  más la comunidad  de la sede parroquial en el pueblo de Lumeje.
Por un lado es la alegría del nacimiento, pero por otro lado es el desafío de ayudar a que puedan crecer de tal manera que no mueran tan fácilmente, que sean capaces de asumir la Iglesia y la tarea del Reino como propia, sin dependencias de nadie más que del Espíritu de Jesús. Está claro que un tipo de evangelización que fomenta el “infantilismo” espiritual y apostólico, donde todo depende de una o dos personas que son las “iluminadas” o “instruidas”, que concentran el poder de decisiones y no saben o no quieren trabajar como equipo fraterno, sin privilegios , es lo que provocó la caída de tantas comunidades que aqui existían y que con la salida del “Padre” fueron muriendo. Así de a poco, con todos los límites que hay por distancias, aislamiento, analfabetismo, pobreza, etc.  Confiamos en que de a poco las plantitas se irán fortaleciendo.
 Preparamos y realizamos el primer curso de formación para algunos representantes de cada comunidad, durante tres días, tratando de compartir lo que Jesús espera de esas comundades. Tratando de pensar lo que es la Iglesia, con una imagen que ellos conocen bien, la de la cocina, donde la cacerola es apoyada sobre 3 piedras para que no caiga  y pueda  tener el fuego abajo,  explicamos que las cacerola es la comunidad cristiana, donde van entrando los que aceptan a Jesús  y cada una de las piedras son las tareas fundamentales de la Iglesia, que le dan solidez:  La escucha atenta de la Palabra de Dios, el Amor Fraterno y la Oración.  Así, como las primeras comunidades cristianas, deben tratar de mantener firmes esas 3 piedras para que la comunidad se consolide y crezca, siendo señal del Reino en las aldeas.  
De esa manera, todos los miembros de la comunidad cristiana se integran en alguno de estos 3 servicios básicos de la comundad, evitando que todo se acumule en uno solo y cree la dependencia nefasta que mata el Espíritu. Si van creciendo, de a poco en estas 3 tareas se iran desplegando todos los servicios necesarios para que sean Luz y Sal en sus aldeas, Promoviendo un estilo nuevo de vivir, con la dignidad de los hijos de Dios, en la Justicia, el Amor,  la Paz y la Verdad.
La comunidad de la sede parroquial  está tambien de a poco comprometiéndose en esta evangelización, con equipos de hombres y mujeres (y algunos adolescentes) que acompañan en cada visita, y que trabajaron para este curso. Eso les va abriendo la mente y el corazón a la dimensión misionera y poder dar su contribución a la construcción del Reino en esta zona.
Entretanto, un grupo simpático, que está diariamente por la casa parroquial, es el de los acólitos: son chicos y adolescentes que tienen como servicio ayudar en la Misa, pero que es la excusa para poder tenerlos cerca y que puedan crecer como “comunidad” de discípulos. Es increíble la abertura que tienen para recibir todo lo que les pueda dar para que crezcan en su fe, en su entrega a Jesús  para ser testigos del Amor del Padre. Además, como chicos que son, se divierten bien y ya están preocupados por ayudar a otros a encontrar la vida nueva que encontraron, especialmente a los chicos que están vagando sin hacer nada, aspirando nafta para drogarse, o bebiendo alcohol. Uno de ellos, el mayor (con 18 años), invitó a comer en su casa a un famoso borrachín del barrio, lo que provocò el asombro del invitado, pues nadie lo invita a su casa, mucho menos para comer. Y así haciéndose amigo, fueron conversando  y de a poco abrió su corazón y está empezando a caminar para comenzar una vida nueva. Son pequeñas joyas que aparecen en la vida de estos chicos.
Realmente esta es una gran preocupación: los chicos, los adolescentes, los jóvenes... Hay tantos y precisan guias, luz, orientación, vida digna, horizontes nuevos y metas altas para poder desplegar toda la riqueza que les dió el Padre al llamarlos a la vida. A eso se suma la necesidad de promover una vida más digna, salud, educación, trabajo, desarrollo en todos los aspectos. No podremos tal vez hacer mucho. El Gobierno tiene sus planes, pero sin duda que son insuficientes, y nuestar contribución es fundamental y no podemos dejar de intentarlo.
Pero otra vez es la impotencia de la falta de recursos, sobre todo de personas que puedan acompañar todo esto, desde la pastoral en las comunidades, hasta ir dando respuesta a los desafíos y cuestionamientos que nos presenta esta realidad. Por eso insistimos tanto en la necesidad de equipos, misioneros que desde su pobreza puedan contribuir a esta tarea. Los equipos misioneros, con laicos, sacerdotes, religiosos, dando tesimonio como Iglesias hermanas que  viven la comunión de bienes en todos los aspectos.
           Desde aqui elaboramos algunas propuestas con Alba Comán (misionera laica que está en la misión de Cangamba, una de las zonas más desatendidas y alejadas de esta Diócesis,  por ahora sola) y Rogelio Peralta, otro laico  que estuvo misionando en Mozambique y ahora en la Diócesis de Posadas. Es uan semilla, propuesta, sueño de que nuestra Iglesia se pueda comprometer cada vez más en la misión y que el laico pueda asumir su responsabilidad en lo que Jesús pide a la Iglesia. Si Dios quiere estaremos en Noviembre por Argentina para encontrarnos con los que están queriendo dar pasos en este sentido, para ver si es posible ya concretar el envío de estos equipos para aquí, por lo menos para empezar. Ojalá el Espíritu de Jesús convoque a muchos para sumarse en este camino.

Tambien es claro que como Iglesia estamos en una etapa de renovación y de compromiso para “salir a las periferias”, como nos pide nuestro Papa Francisco y sin duda que aqui estamos en esa periferias. Esto no es algo nuevo: desde que Jesús recorría las aldeas anunciando el reino y llevando dignidad y Vida a su pueblo marcó el camino de la Iglesia, nuestro camino. En verdad es el camino de la humanidad, crecer hasta ser una única família en la Verdad, el Amor y la Justicia. No perdamos la fuerza de la utopía, que no es algo imposible, sino el camino a seguir y la luz que nos orienta. Un abrazo para todos!

viernes, 28 de junio de 2013

Y COMO ANDA LA MISION ?




QUE PASA POR AQUI?
 
Ya hace un poco mas de 6 meses que estoy en esta Misión de San Ildefonso de Cameia, en la diócesis de Luena, Angola, y es un buen momento para compartir algo de lo que vivo y lo que sueño.
Ya son cerca de 23 años que estoy tratando de servir a Jesús en este camino misionero “ad Gentes” y desde Noviembre del año pasado en esta misión.
Por qué insistir? La verdad muchas veces me lo pregunto. No hay muchas respuestas más que la del corazón, es una necesidad vivir el Evangelio  de esta manera, en la dimensión universal, saliendo de mis seguridades, al encuentro de los que todavía no tuvieron oportunidad de conocer a Jesús y Su Reino. Vivir y testimoniar la experiencia de la fraternidad universal, de ser una única Familia mas allá de las culturas, razas, lenguas, etc.
Pero también sigo queriendo abrir la puerta para esta misión ad gentes a otros, a mis hermanos de Argentina, especialmente de la Arquidiócesis de Bs. As. Ayudar si es posible a mirar más allá y abrirse a esta dimensión universal que concreta el proyecto de Jesús de hacer del mundo una única casa y familia. Y especialmente para la dimensión misionera del laico y del cura diocesano, dar lugar al laicado, reconocerle su riqueza y posibilitar que sea co-responsable, sin clericalismos de ningún tipo.
Estoy aquí pero pensaba estar de otra manera, con un equipo de laicos misioneros testimoniando la Iglesia en su riqueza y diversidad. Lamentablemente todavía no es posible, pero siento la necesidad de dar pasos para que eso sea posible, pues mi vocación no es individual, no es una respuesta para estar contento porque hice lo que me parecía, sino que siento que es vocación en comunidad, testimoniando la comunidad que Jesús quería, diversa y fraterna, sin “protagonismos personales”, en comunión.
Bueno, disculpen estas cuestiones, pero me inquietan y realmente veo la necesidad de dar pasos para que sean una realidad.
Entretanto estoy aquí, tratando de responder a una realidad que es un gran desafío. Esta Misión estuvo prácticamente 36 años sin presencia misionera, durante todo el tiempo de la  guerra civil (que acabó en 2002) y hasta el año pasado, que llegaron unas religiosas (3) en Enero y yo en Diciembre. Es un municipio con un pueblo de unos 15.000 habitantes y muchas aldeas desparramadas a lo largo del territorio, completando cerca de 40.000 habitantes. Con la falta de atención pastoral, las sectas y otras Iglesias cristianas se dieron un banquete, y la mayoría de los católicos se pasaron para ellas, o abandonaron su fe. Esto agravado por un estilo de Iglesia donde toda la responsabilidad quedaba en manos de una única persona (el llamado “catequista”) que en caso de ausentarse, morir o abandonar la fe, provocaba la caída de toda la comunidad. Así, al llegar el año pasado, solo estaba en funcionamiento la comunidad de la sede parroquial (en el pueblo llamado Lumeje o Cameia) y otras 2 en unas aldeas mas lejanas. Así, la primera tarea fue tratar de conocer el rebaño, visitar sus casas, bendecirlas, acompañar la vida en lo que fuera posible. De a poco ir organizando la comunidad parroquial, con su Consejo Pastoral, la Catequesis, el grupo de monaguillos, el grupo de madres, la Legión de María, el grupo juvenil, Infancia Misionera, grupo de familias, etc. Varias de estas cosas y grupos están funcionando, claro que necesitan mucho acompañamiento y formación, Organizamos también el ministerio de Liturgia, y falta organizar Cáritas. Entretanto tratamos de hacer experiencias de pequeñas comunidades en los barrios del pueblo, con reuniones semanales para leer la Palabra de Dios y ser una presencia  de la comunidad cristiana en cada barrio.
Como se imaginan, todo esto no es fácil, la necesidad de acompañamiento es inmensa, la formación es un desafío enorme. Y las hermanas colaboran un poco en lo que pueden, pero una de ellas está como directora de una escuela que el Gobierno nos devolvió (escuela primaria con más de 1.000 alumnos) y las otras están dando clases o apoyo de alfabetización de adultos.
Y ahora, a partir de Abril, que cesaron las lluvias, estamos recorriendo las aldeas para fundar comunidades cristianas. Algunos laicos locales me acompañan en las salidas, para hacer contactos con la población de las aldeas y ver la posibilidad de comenzar comunidades cristianas. Gracias a Dios de a poco van surgiendo algunas, siempre en número reducido pues en todas las aldeas hay alguna iglesia o secta que está ahí hace tiempo y la gente no se pliega fácilmente a otra propuesta. Pero algunas ya están comenzando, lo cual es un nuevo desafío, acompañar y formar esas comunidades, algunas de las cuales formadas por gente que nunca estuvo en ninguna Iglesia. Otro desafio es el  tema de la hechicería, las acusaciones permanentes que provocan divisiones, injusticias y hasta muertes. Esta mentalidad está muy extendida, y contamina también a las comunidades cristianas.
En medio de todo esto están otros cuestionamientos, como es la formación de los jóvenes (son muchos) de los chicos, la promoción humana de la mujer,  posibles proyectos de desarrollo agrícola, etc… En el área social (educación, salud, trabajo, producción, familia, etc. ) está todo por hacerse. El Gobierno está trabajando, pero con muchas dificultades por falta de personal calificado y dispuesto a trabajar con consciencia de servicio.
Imaginen todo esto, y yo con el sueño del trabajo en equipo con laicos co-responsables de la misión… No es solo un deseo, es una necesidad. Es absurdo pensar que la misión y la tarea evangelizadora es solo de los curas, monjas o congregaciones. O que el laico es solo un “voluntario” o “colaborador”. No, la responsabilidad es de todos, y todos debemos poner el hombro juntos. Mi experiencia de tantos años de misión en equipo con laicos me llenó de riqueza y me hizo ver la importancia de abrir las puertas de la misión al laicado. Para esto quiero también trabajar, ya mandamos algunas propuestas a Argentina y Bs. As. , elaboradas con algunos laicos y laicas misioneros, que sienten el dolor de no poder trabajar bien en esta dimensión fraterna y co-responsable.
Mi experiencia de estos meses es un poco contradictoria, pues por un lado estoy viendo la obra del Espíritu en todo esto, la abertura de la gente a las propuestas de evangelización, la necesidad de un gran trabajo de acompañamiento para ir creciendo como Iglesia servidora del reino, más fraterna y mucho más participativa (pues el tipo de Iglesia es muy tradicional, con todo el “poder” concentrado en una o dos personas), pero por otro lado siento la urgencia de dar pasos para que podamos servir desde Argentina con más responsabilidad a la Iglesia misionera, que podamos formar estos equipos con sacerdotes y laicos, dando testimonio de fraternidad y participación. Esto ayudaría tanto a la Iglesia de Argentina como la de aquí en Angola, pues también daría la posibilidad de tener otras referencias eclesiales por aquí, y refrescaría la fe y la alegría del Evangelio en Argentina.
Bueno, por ahora es esto que voy compartiendo. Espero también conseguir contar algunas experiencias de la evangelización y de la realidad de aquí, que nos ayudarán a estar en comunión rezar unos por los otros. Tengo bastantes problemas con la conexión de Internet, por eso estas cosas solo las puedo enviar cuando voy a la capital provincial.
Desde la periferia del mundo (como dice el Papa Francisco) y en la periferia de esta diócesis les mando un gran abrazo unidos en el Amor a Jesús y a Su Reino.
P. Ignacio