“TENGO UN SUEÑO”
Cuando el Land Rover para en la aldea, no pasan 2 minutos y ya estamos rodeados de chicos llenos de curiosidad por ver los recien llegados, la camioneta, lo que traemos, como estamos vestidos…. Y si les saco alguna foto y se las muestro, ni hablar, una fiesta de risas.
Asi vamos recorriendo las aldeas, despues de haber
comenzado en varias de ellas algunas comunidades cristianas, pequeñas semillas del Reino que empiezan a
germinar por estos lugares. En algunos casos es resurrección de antiguas comunidades que habían caído por falta de acompañamiento. En este momento ya son 12, más la comunidad
de la sede parroquial en el pueblo de Lumeje.
Por un lado es la alegría del nacimiento, pero por otro lado
es el desafío de ayudar a que puedan crecer de tal manera que no mueran tan fácilmente, que sean capaces de asumir
la Iglesia y la tarea del Reino como propia, sin dependencias de nadie más que del Espíritu de Jesús. Está claro que un tipo de evangelización que fomenta el “infantilismo”
espiritual y apostólico, donde todo depende de una o dos personas que son las “iluminadas”
o “instruidas”, que concentran el poder de decisiones y no saben o no quieren
trabajar como equipo fraterno, sin privilegios , es lo que provocó la caída de tantas comunidades que aqui
existían y que con la salida del “Padre” fueron muriendo. Así de a poco, con todos los límites que hay por distancias,
aislamiento, analfabetismo, pobreza, etc. Confiamos en que de a poco las plantitas se irán fortaleciendo.
Preparamos y realizamos el primer curso de
formación para algunos representantes de cada comunidad, durante tres días, tratando de compartir lo que Jesús espera de esas comundades. Tratando
de pensar lo que es la Iglesia, con una imagen que ellos conocen bien, la de la
cocina, donde la cacerola es apoyada sobre 3 piedras para que no caiga y pueda
tener el fuego abajo, explicamos
que las cacerola es la comunidad cristiana, donde van entrando los que aceptan
a Jesús y cada una de las piedras son
las tareas fundamentales de la Iglesia, que le dan solidez: La escucha atenta de la Palabra de Dios, el
Amor Fraterno y la Oración. Así, como las primeras comunidades
cristianas, deben tratar de mantener firmes esas 3 piedras para que la
comunidad se consolide y crezca, siendo señal del Reino en las aldeas.
De esa manera, todos los miembros de la
comunidad cristiana se integran en alguno de estos 3 servicios básicos de la comundad, evitando que
todo se acumule en uno solo y cree la dependencia nefasta que mata el Espíritu. Si van creciendo, de a poco en
estas 3 tareas se iran desplegando todos los servicios necesarios para que sean
Luz y Sal en sus aldeas, Promoviendo un estilo nuevo de vivir, con la dignidad
de los hijos de Dios, en la Justicia, el Amor, la Paz y la Verdad.
La comunidad de la sede parroquial está tambien de a poco
comprometiéndose en esta evangelización, con equipos de hombres y mujeres (y
algunos adolescentes) que acompañan en cada visita, y que trabajaron para este
curso. Eso les va
abriendo la mente y el corazón a la dimensión misionera y poder dar su
contribución a la construcción del Reino en esta zona.
Entretanto,
un grupo simpático, que está diariamente por la casa parroquial, es el de los
acólitos: son chicos y adolescentes que tienen como servicio ayudar en la Misa,
pero que es la excusa para poder tenerlos cerca y que puedan crecer como
“comunidad” de discípulos. Es increíble la abertura que tienen para recibir
todo lo que les pueda dar para que crezcan en su fe, en su entrega a Jesús para ser testigos del Amor del Padre. Además,
como chicos que son, se divierten bien y ya están preocupados por ayudar a
otros a encontrar la vida nueva que encontraron, especialmente a los chicos que
están vagando sin hacer nada, aspirando nafta para drogarse, o bebiendo
alcohol. Uno de ellos, el mayor (con 18 años), invitó a comer en su casa a un
famoso borrachín del barrio, lo que provocò el asombro del invitado, pues nadie
lo invita a su casa, mucho menos para comer. Y así haciéndose amigo, fueron
conversando y de a poco abrió su corazón
y está empezando a caminar para comenzar una vida nueva. Son pequeñas joyas que
aparecen en la vida de estos chicos.
Realmente
esta es una gran preocupación: los chicos, los adolescentes, los jóvenes... Hay
tantos y precisan guias, luz, orientación, vida digna, horizontes nuevos y
metas altas para poder desplegar toda la riqueza que les dió el Padre al
llamarlos a la vida. A eso se suma la necesidad de promover una vida más digna,
salud, educación, trabajo, desarrollo en todos los aspectos. No podremos tal
vez hacer mucho. El Gobierno tiene sus planes, pero sin duda que son
insuficientes, y nuestar contribución es fundamental y no podemos dejar de
intentarlo.
Pero
otra vez es la impotencia de la falta de recursos, sobre todo de personas que
puedan acompañar todo esto, desde la pastoral en las comunidades, hasta ir
dando respuesta a los desafíos y cuestionamientos que nos presenta esta
realidad. Por eso insistimos tanto en la necesidad de equipos, misioneros que
desde su pobreza puedan contribuir a esta tarea. Los equipos misioneros, con
laicos, sacerdotes, religiosos, dando tesimonio como Iglesias hermanas que viven la comunión de bienes en todos los
aspectos.
Desde
aqui elaboramos algunas propuestas con Alba Comán (misionera laica que está en
la misión de Cangamba, una de las zonas más desatendidas y alejadas de esta Diócesis,
por ahora sola) y Rogelio Peralta, otro
laico que estuvo misionando en
Mozambique y ahora en la Diócesis de Posadas. Es uan semilla, propuesta, sueño
de que nuestra Iglesia se pueda comprometer cada vez más en la misión y que el
laico pueda asumir su responsabilidad en lo que Jesús pide a la Iglesia. Si Dios
quiere estaremos en Noviembre por Argentina para encontrarnos con los que están
queriendo dar pasos en este sentido, para ver si es posible ya concretar el envío
de estos equipos para aquí, por lo menos para empezar. Ojalá el Espíritu de Jesús
convoque a muchos para sumarse en este camino.
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